Mientras escucho música en mi ordenador de tropocientos euros, sentado cómodamente en mi despacho, y voy revisando mi correo, encuentro que acaba de llegar a la bandeja de entrada un mensaje de la red de acciones urgentes de Amnistía Internacional. Voy leyendo el mensaje, mientras suena ‘Vertical Horizon’ y me sitúo en Eritrea, un país pequeño que está al norte de Etiopía, con quien ha mantenido sangrientas guerras. Allí un anciano de 79 años, patriarca de la iglesia ortodoxa, fue arrestado por negarse a cerrar su iglesia y por protestar por la detención de tres sacerdotes (popes).

A pesar de que la Constitución de Eritrea garantiza la libertad de religión, desde el año 2002 el gobierno viene imponiendo rigurosas restricciones a esta la libertad. Unos 2.000 miembros de iglesias evangélicas minoritarias, así como decenas de musulmanes y cristianos ortodoxos, están recluidos en régimen de incomunicación en duras condiciones, sin cargos ni juicio.

De acuerdo con los informes, algunos están encerrados en contenedores de metal o en prisiones subterráneas. Varios detenidos han enfermado de gravedad y rara vez se les proporciona tratamiento médico adecuado. Amnistía Internacional ha recibido informes de torturas reiteradas con el fin de obligarlos a renunciar a su fe.

El patriarca de 79 años, Abune Antonios, lleva un año y medio detenido y no está recibiendo asistencia médica adecuada para la diabetes que sufre. De no recibir el tratamiento médico que necesita, es posible que su vida corra peligro.

Veo que tengo redactar una carta dirigida al Presidente de Eritrea, y a varios ministros de su gobierno, para instarle a que:

  • Devuelva la libertad de inmediato y sin condiciones a Abune Antonios, ya que es un preso de conciencia, detenido únicamente por ejercitar pacíficamente su derecho a la libertad de expresión y a la libertad de religión, garantizado en ambos casos en la Constitución de Eritrea;
  • exhortando a las autoridades a permitir de inmediato que Abune Antonios reciba la atención médica que necesita para la diabetes que padece;
  • pidiendo a las autoridades que garanticen que Abune Antonios tendrá acceso inmediato a sus familiares y colegas y a un abogado;
  • expresando preocupación por el hecho de que Abune Antonios haya sido detenido arbitrariamente, sin acceso a la protección de la ley, en contravención de la Constitución y otras leyes de Eritrea, que exigen que las personas privadas de su libertad comparezcan ante una autoridad judicial dentro de un plazo de 48 horas a partir de su aprehensión.
He colocado en el vínculo inferior la comunicación de la red de alerta de Amnistía Internacional por si quieres conocer las direcciones de correo postal a las que dirigir una carta.

DivShare File – U121-07.doc

Red de Acciones Urgentes: Cuando Amnistía Internacional tiene noticia de que una o más personas se encuentran en extrema situación de riesgo, activa una red integrada por decenas de miles de personas en todo el mundo, que aúnan su capacidad de presión enviando cartas, faxes y mensajes de correo-e lo más rápidamente posible al país de que se trate. ¡Tu acción puede salvar vidas!, inscríbete pulsando aquí.