Aldo Zamora, campesino ‘tlahuica’ de México y defensor de los bosques, fue brutalmente asesinado el pasado 15 de mayo. Su hermano Misael quedó gravemente herido. Ambos fueron emboscados por un grupo de criminales cuando se dirigían a Santa Lucía, Ocuilan, Estado de México.

Los asesinos de Aldo han sido identificados, pero la justicia mexicana no quiere actuar con celeridad debido a las oscuras manos que protegen los intereses de los madereros, y así consiguen mantener un clima de miedo interesado. Los intereses económicos y la corrupción son armas peligrosas frente a quienes sólo pretenden salvar su entorno y sus tradiciones. Aldo no es la primer víctima en las filas de la defensa ambiental, pero si la última, y eso ha de hacernos reflexionar y no permitirnos olvidar.

Desde 1998, Ildefonso Zamora, padre de Aldo Zamora, ha denunciado la tala ilegal de los bosques de San Juan Atzingo en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala. La familia Zamora es reconocida por su compromiso con la defensa de los bosques. De hecho, Aldo y Misael han sido indispensables para llevar a cabo una evaluación de los impactos de la tala en los bosques de su comunidad.

Ahora también se teme por la vida del padre de Aldo, Ildefonso Zamora.

Greenpeace México y otras organizaciones civiles solicitan al gobernador del estado, Felipe Calderón y a la fiscalía, el esclarecimiento de este asesinato, un apoyo decidido a los defensores de los bosques mexicanos y una política de Cero Tolerancia con las bandas de ‘taladores’.

JUSTICIA YA!!. Firma la carta reclamando justicia para la memoria de Aldo Zamora, pulsa en la siguiente frase:

Este hecho me recuerda el asesinato impune de un héroe del movimiento ecologista, Chico Mendes, que fue asesinado el 22 de diciembre de 1988 por defender la protección del Amazonas. Fue un asesinato anunciado, y es famosa la carta en la que Chico Mendes firmó su testamento temiendo por su vida, y diciendo aquellas palabras que siempre permanecerán en la memoria de millones de personas que admiramos su lucha:

“Si descendiese un enviado de los cielos y me garantizase que mi muerte fortalecería nuestra lucha valdría la pena. Pero la experiencia nos enseña todo lo contrario, los actos públicos y los entierros no salvarán la Amazonia. Entonces yo…

quiero vivir.”
El grupo mexicano Maná le dedicó una canción entrañable, ‘Cuando Los Angeles Lloran’, que comparto con quienes no la conozcan o quieran recordarla:


http://www.youtube.com/watch?v=6zX4hBQl9gI