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Los precios de los alimentos básicos se han incrementado en un 83% de media, lo que está provocando el aumento del número de hambrientos de todo el planeta. Pero esta crisis no se debe ni a la falta de alimentos ni exclusivamente a los agrocombustibles: es el resultado de las políticas agrícolas de las últimas décadas.

33 países corren el riesgo de sufrir insurrecciones de la población porque simplemente no tienen qué comer a consecuencia del espectacular incremento de los precios de los alimentos básicos en todo mundo. Qué ocurrirá cuando se alcance el zénit de la subida de precios entre el año 2009-2010???

image ¿Qué destino tiene hoy la producción agrícola? 3 de cada 4 personas que padecen hambre son pequeños agricultores, campesinos sin tierra, pescadores artesanales o pastores… personas que viven en y del medio rural. En la región latinoamericana, sin embargo, se producen alimentos suficientes para satisfacer los requerimientos nutricionales de una población triple de la que presenta y alrededor del 11% de su población se encuentra desnutrida.

El hambre del siglo XXI no es en absoluto consecuencia de la falta de alimentos. Las verdaderas causas del hambre hoy son la injusticia social y la exclusión política, social y económica de millones de personas. El modelo de desarrollo vigente, fundamentado en el crecimiento, no distribuye equidad. 

La campaña “DERECHO A LA ALIMENTACION!! Urgente” y Ayuda en Acción consideran que:

  • el derecho a la alimentación es un derecho humano fundamental base de la dignidad del ser humano, y los Estados deben respetarlo, protegerlo y garantizarlo con todos sus recursos;
  • la gravedad de la situación actual requiere una respuesta rápida de la comunidad internacional, que palie los efectos que ya están sufriendo las poblaciones más vulnerables de los países más afectados. Según la FAO, 37 países están enfrentando una crisis y requieren asistencia externa, 21 en África, 10 en Asia, 5 en América Latina y 1 en Europa;
  • toda iniciativa para reducir el impacto del alza de los precios de los alimentos debe diseñarse abordando las causas estructurales, invirtiendo en agricultura y desarrollo rural en el marco de una política de soberanía alimentaria;
  • las políticas o acuerdos suscritos por la comunidad internacional, tanto sobre agricultura como sobre otras materias con un impacto directo en ella, como el comercio, deben respetar el disfrute del derecho a la alimentación y nunca obstaculizarlo;
  • las políticas agropecuarias no deberían fundamentarse exclusivamente en parámetros de productividad sino considerar otros aspectos relacionados con la multifuncionalidad de la agricultura y teniendo como prioridad la alimentación de las personas.

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