¿Tienes algún medicamento? Millones de personas, no tienen ninguno”. Este es el lema de Médicos Sin fronteras, apoyados por Intermon OXFAM, que reclama medidas efectivas para que los países en desarrollo y los más pobres puedan tener acceso a los medicamentos esenciales.
Hay enfermedades del primer mundo, también del segundo y del tercero. Las principales líneas de investigación farmacéutica se centran en las enfermedades del primer mundo y por falta de un mercado suficientemente lucrativo se ignoran las investigaciones en tratamientos para enfermedades comunes en países pobres. Arañando mucho se consiguen fondos para enfermedades como la tuberculosis, la leishmaniasis o la enfermedad del sueño.

En otros casos las leyes de protección de patentes, que aseguran las inversiones en innovación de los principales laboratorios farmacéuticos, imponen precios que los sistemas de salud de los países pobres, con alta demografía, y lo enfermos no pueden asumir, como el caso del VIH/Sida. Frente a las legislaciones y el talante proteccionista de las multinacionales, cada día se producen miles de muertes evitables, fácilmente evitables, tan fáciles de evitar que basta con la administración a tiempo de medicamentos ordinarios, a los que nosotros no prestamos excesiva atención.
La realidad dice que desde el año 1975 al 1997 se desarrollarón 1223 nuevos fármacos en todo el mundo, de ellos tan solo 4, espera lo pongo en letras por si crees que es un error, «cuatro», estaban destinados a enfermedades tropicales. Se debe potenciar la investigación y definir las medidas que rentabilicen las inversiones de desarrollo de los productos.

Los gobiernos y la industria farmacéutica deben buscar mecanismos de equilibrio, que favorezcan el espíritu de la investigación y que al mismo tiempo tengan en cuenta que el mayor proyecto de protección de patentes es la identidad humana, y cada ser humano que fallece, sin acceso a medicamentos esenciales, es un desarrollo único, complejo y dotado de todas las medidas de protección internacionales recogidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aunque estos derechos parezcan inferiores frente a los del comercio.

Durante estos días los líderes del G8 se reúnen para hablar de “Innovación y Africa”, como si tales palabras se pudieran asociar. Lamentablemente las reuniones del G8 no sirven para otra cosa que para ampliar y garantizar el poder de los países muy ricos, al mismo tiempo que se ofrecen “migajas de preocupación” para que los medios de comunicación laven la cara de los más poderosos.

El parlamento español acaba de aprobar una proposición no de ley para que España se sume a los criterios de otros países que reclaman un acceso “justo” a los medicamentos esenciales. Cuantas proposiciones no de ley son como la «carta a los Reyes Magos»…

Tarde o temprano, debido a las migraciones humanas y al cambio climático, tendremos que afrontar enfermedades que nos parecen lejanas y “de pobres”. Pero mientras esperamos a que cambie la geografía siguen falleciendo miles de personas por el simple hecho de no disponer de unas medicinas básicas.

Ahora piensa en qué tipo de medicamentos hay en tu casa, luego imagina, que no lo sabes, por eso imagina, lo que tienen en un chamizo en Senegal, ¿acaso imaginas que en el armarito del cuarto de baño tienen ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes…?, ni tienen enfermedades de “sociedades ricas y desequilibradas” ni tienen armarito, ni cuarto de baño.. En España gastamos miles de millones de euros en medicamentos de primer nivel… Piensa en ello:

“¿Tienes algún medicamento? Millones de personas, no tienen ninguno”.