En un post reciente, Bienestar Animal, decía que: “Las relaciones humanas con los animales cuestionan nuestra moral, …es habitual observar como se les causa sufrimientos innecesarios, que llegan a una crueldad intolerable”. Pues hoy toca seguir hablando de nuevo de esa brutalidad innecesaria.

Circulan por Internet algunos mensajes promoviendo una campaña internacional, con recogida de firmas y envíos de cartas a las autoridades, para acabar con una de las tradiciones de nuestro país: El Toro de Coria (Cáceres), en las fiestas de San Juan que se celebran entre el 23 y el 29 de junio, las “sanjuanadas”.

Este animal es acosado durante horas por las calles, y mientras corre aterrado, los lugareños le lanzan dardos construidos con un alfiler y un trozo de cartulina, que los corianos llaman “soplillos”. En las fotos podéis observar como esos soplillos acaban torturando por sus cuatro costados al toro. Podéis imaginaros la ansiedad, el miedo horrible, el deseo de supervivencia que debe tener ese animal, perseguido, vilipendiado y vejado.

Ya no se trata de discutir, como veo en algunas Webs, si los dardos hacen mucho o poco daño, cuando es indiscutible que sienten el dolor de un aguijón, o si el animal sufre ansiedad y terror durante su calvario, porque no cabe darle espacio a quienes dicen que el toro mide sus fuerzas de igual a igual frente a una turba de bárbaros. No quiero entrar en esos debates tan vagos y absurdos, porque no conducen a nada, salvo a mantener el dialogo en los pormenores, en los pequeños detalles. Tampoco se trata de si el Toro de Coria es la tradición más atroz o no, si está por encima, en el ranking del horror, del Toro de la Vega (Tordesillas, Valladolid) o si este animal sufre más vejaciones en los encierros o en las corridas de toros, ni quiero hablar sobre si su muerte es más digna defendiéndose que en un matadero.

De lo que se trata es de meditar sobre el comportamiento humano, analizar qué es lo que justifica el dolor, el espectáculo de masas basado en el sufrimiento de un animal. Los que abogan por mantener las tradiciones culturales deben de sustentarlas en algo más, algo que nos diferencie de los sacrificios tribales o de las masacres del Circo Romano. Y ciertamente no cabe justificación a la tortura, no debemos consentir el silencio ante estas barbaries. De estas hordas no cabe esperar otra cosa que la vanidad, el deseo de los mozos de aparentar mayor hombría por ser quienes mejor le endiñan al toro, la valentía de poner el orgullo por encima de la razón, la falsedad de festejar comidas en familia aliñadas con la celebración de la barbarie.

Nada bueno se puede obtener si se basa en el sufrimiento de otro ser vivo. La fiesta de los toros no es arte ni es cultura, es una forma más de la tortura, más horrenda aún que ella, porque en este caso sirve para entretenimiento de las masas.

Utilicemos la cultura para mejorar nuestra sociedad, para crecer como personas. Pero tampoco seamos utópicos y excesivamente animalistas, como Vicky Moore, que llegó a España para luchar contra estas barbaridades y pensaba que podía ponerse delante del toro de Coria para charlar con él, siendo mortalmente corneada. Permanezcamos cada uno en nuestro lugar, cada ser vivo tiene sus dominios, y sus peligros.

Si estás decidido a colaborar en esta campaña, que no trata de ofender al pueblo de Coria, firma y difunde el siguiente enlace entre tus conocidos para que pueda impedirse este tipo de festejos.

¡Haz clic en el siguiente vínculo para firmar esta petición!
http://www.animanaturalis.org/modules.php?goto=Pvst0_447974967

Vínculos para estar más informado:

http://www.latortura.es/
http://www.equanimal.org/
http://www.altarriba.org/2/verguenza/caceres-coria.htm
http://www.animanaturalis.org/modules.php?goto=Svst223_593
http://www.antitauromaquia.org/modules.php?goto=Svst125_1177