Sakineh Mohammadi es una mujer iraní que corre riesgo de ser ejecutada por lapidación en la prisión de Tabriz, en el oeste de Irán. Al menos otras 9 personas se encuentran en la misma situación que Sakineh: siete mujeres, Iran A., Khayrieh V., Ashraf Kalhori, Gilan Mohammadi, Kobra Babaei, Sakineh Mohammadi, M.J. y H.; y dos hombres, Gholamali Eskandari y Rahim Mohammadi.

Por ellas, Amnistía Internacional redobla ahora sus esfuerzos para terminar de una vez por todas con esta práctica atroz. En www.actuaconamnistia.org, la organización ha lanzado la ciberacción “Irán: continúan las lapidaciones”, que ha recogido hasta el momento más de 110.000 firmas en España.

Pincha, ciberactúa y difunde: http://web.es.amnesty.org/iran-lapidaciones/

 

Amnistía Internacional considera que la ejecución por lapidación agrava la brutalidad de la pena de muerte ya que es un método concebido específicamente para aumentar el sufrimiento de la víctima. El Código Penal iraní es muy específico con respecto al modo de llevar a cabo la ejecución y al tipo de piedras que deben utilizarse. El artículo 102 dispone que, para la lapidación, los hombres tienen que ser enterrados hasta la cintura, y las mujeres, hasta el pecho. El artículo 104 dispone, en relación con la pena por adulterio, que deben utilizarse piedras "no tan grandes como para matar a la persona de uno o dos golpes ni tan pequeñas como para no poder considerarlas piedras". La muerte por lapidación viola los artículos 6 (derecho a la vida) y 7 (prohibición de la tortura y los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.