
El escritor Ken Saro-Wiwa fue ejecutado junto con otros ocho miembros de la etnia ogonis, por oponerse a la devastación de la multinacional petrolera SHELL, que tras años de sucias actividades estaban aniquilado sus aldeas y reduciendo sus tierras a un vasto yermo. Estas protestas fueron contestadas por la dictadura que gobernaba entonces Nigeria de forma brutal, amparados en el silencio, prohibiendo el acceso a periodistas de cualquier medio de comunicación. Se calcula que hubo más de 2.000 asesinatos y miles de exiliados.
SHELL no quiso llegar a los tribunales e indemnizó el año pasado al pueblo Ogoni con 11 millones de Euros.








